Mari Cruz de los Ríos
COLECCIÓN
CIENTO UNA PALABRAS
VI- LA SIESTA
Dejó caer el libro sobre el regazo y al cerrar los ojos, vencida por el sueño, sintió que las palabras se desprendían de él y se derramaban por sus piernas como sangre que huía. Se había dormido en el capítulo XIX, justo en el instante del regreso. Colgaban crespones lilas. Sonaban pianos. Miró al héroe de la historia descompuesto en el suelo, amasijo de letras repetidas, sin manos y sin ojos, y quiso despertar, aunque no pudo. Entonces se levantó soñando, fue a buscar la escoba, recogió sus despojos y los arrojó al sol para que la luz lo rehiciera
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