TALAVERA DE LA REINA (Toledo) // MADRID
Alguien con cierta dificultad para lo imprevisible ha relatado con asombro el estupor que sintió ante una de sus preguntas. ¿Cuál te gusta más? ¿El cielo de Madrid o el de tu tierra? No supo qué contestar en el convencimiento de que sobre nuestras cabezas todos los cielos son iguales, nos pongamos como nos pongamos. Para nuestra Clara, o "la mujer sin memoria", como más de una vez la escuchamos llamar, nada era igual dependiendo del día, la hora o las circunstancias. Olvidar para aprender de nuevo y percibir la realidad distinta y cambiante, nunca como un todo inalterable. Surrealista. Rápida y decidida a la hora de la composición. Inabarcable, igual que la propia naturaleza. Por eso, esté donde esté ahora más allá de nuestros corazones, seguirá prendida en cualquier paisaje donde los matices la embelesen y Madrid, su Madrid, seguirá siendo una fuente inagotable de inspiración. Sus ventanas, balcones y buhardillas. Sus luces y sombras. Clara seguirá componiendo collages para los ángeles y los demonios con la misma soltura y facilidad con la que preparaba una paella. Maestra de las tijeras y el pegamento, el color y la perspectiva.