Mari Cruz de los Ríos

SEMBLANZA MÍNIMA

Le gustan los faros. Los faros alumbran las mareas, con sus pleamares y bajamares. Aquellos versos atribuidos al persa Omar Khayyan :"Mandé a mi alma a través del infinito / a descifrar del más allá su misterio / y mi alma volvió a mí diciendo / sólo en ti está cielo e infierno".

Alguien dijo que ella había dicho de sí misma: "Puedo ser tan cuerda como loca, tan buena como nociva, tan capaz como inútil, tan grande y tan pequeña. Tan guapa y tan fea. Tan inteligente como lerda".

El faro, cíclope de luz tiende una alfombra en la que vuela su vida sobre todas las vidas que ha tenido. Muchas vidas y una sola patria: el Arte. la pasión por el Arte, como un mar inmenso henchido de olas que han dejado su micra de oro en su piel, conformando la persona que es. Una y múltiple. El faro no es soledad y aislamiento, es invitación a lo esencial.

En su alfombra de luz, sobrevuela los pueblos de su Patria-Arte en los que ha vivido -vive-: Narrativa, Teatro (actriz, autora, docente), Cine, Radio, Televisión, Dibujo...

La pluma ha sido una extensión de su mano. Su infancia, que no son recuerdos de un patio de Sevilla, sino de Jerez (Cádiz): oyente, primero de cuentos paternos (Cuchifritín), y después, lectora precoz y bibliófaga. Alimentada más de letras que de sopas, ay, Elena Fortún, precocidad de Homero. La Divina Comedia, Cervantes, la novelística francesa, don Benito, Mujica Láinez... y siempre escribiendo, habitando el patio de celulosa del folio en blanco. Un bosque de papel, un bosque donde siempre se ha perdido y encontrado. Es una frase hecha, un lugar común que se le pregunta a los escritores, y siempre contestan: "Yo escribo para que me quieran". Ella escribe para quererse.

Así "Alelila", fantasía, utopía, exuberancia imaginativa; también "Escofina en pueblo cuadrado","Balcones", y mucha producción memorialista y de relatos cortos, como notaria sensible de la vida cotidiana y de su mundo interior, y textos para la tablas "La fiesta de cumpleaños", "Una de Cervantes", "Vente pa la venta", "Que sí, que no..."

Y desde la altura de su alfombra voladora, se dibuja la sombra alargada de mujer de teatro, de escenario, aplausos y premios: lorquiana cristobalita en "El retablillo de don Cristóbal", chejoviana en "Petición de mano", absurda en "La cantante calva" (Ionesco), decadente en "Retrato de dama con perrito" de Luis Riaza, excelsa en "Epílogo", también de Riaza, cervantina rendida y atónita en "Don Quijote de la Mancha", de Catalina Buzoianu, mujer justiciera y con pene en "Sexo, amor, regalos y mentiras" de Marta Torres, apasionada y más allá de la pasión en "Frida, Frieda" de Ana Jiménez y Marisa Molero (Creaciones Satélite), por citar algunas obras.

Y su voz de radio que fue en las cadenas  Rato y Ser de Alcázar de San Juan (Ciudad Real), con programas propios, y las olas traen también la imagen catódica de sí misma en la televisión local alcazareña en informativos y magacines, como presentadora, guionista, reportera, según el afán del momento. (ver)

Y la luz del faro proyecta en la pantalla de la noche el corto "No sé qué ponerme", entre otras producciones, y con alfombra no roja pero sí de estrellas, el magnífico "La felicidad" de Miguel Aguirre (Producciones Potenzza), basado en el relato homónimo de Ana María Matute, donde es coprotagonista, la "loca" cuerda Filomena. Y como directora, lo hace con "Julia", premio Fin de Curso de la Escuela de Cine de Puerto Real (Cádiz).

Y ella, Mari Cruz de los Ríos, se sigue preguntando si la vida es sueño. Y se deja acunar por el jazz, alimentar por EA! y Rosalía, asombrar con la Zaranda y fascinar por Medem. Y sigue escribiendo, amanuense de sí misma.

Y el faro, si de día es torre que se viste de oro, de noche, de plata, siempre elegante, como ella, para encarar las cornadas de la vida.

José Mesa