Mari Cruz de los Ríos
COLECCIÓN
CIENTO UNA PALABRAS
XXVI- GÉNESIS
Caminas mientras la música te inunda bajo un cielo cambiante. Con cualquier golosina auditiva en los auriculares, tratas de no aplastar jazmines por las aceras. El viento los desprende de sus macizos y los deja frescos sobre el asfalto, a merced de quien pase, tumba o tesoro. Coges un buen puñado y te lo guardas en el pecho. Aspiras todo el día ese olor entrañable que lleva a la abuela, a la madre, a otro mundo extinguido que solo fue tuyo. Después, cuando vuelves a casa y te desnudas, te sobrecoges al contemplarlos tristes, pegados a tu cuerpo, afilados y mustios.
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