Mari Cruz de los Ríos
COLECCIÓN
CIENTO UNA PALABRAS
XVI- PERVERSIÓN
Para hacerle suyo, solo suyo, utiliza el momento más placentero de su infancia… Todavía no sabía leer. Su madre acostaba a los pequeños y a él, que era el mayor, le permitía acompañarla en el baño, sentado a su lado, dichoso mientras ella defecaba hojeando despacio una revista de moda. Se recuerda inmensamente satisfecho hasta llegar a la viñeta infantil que madre le leía con ternura… Ahora, cuando necesita mentirle a lo grande para hacerle suyo, sólo suyo, se sienta a horcajadas sobre él mientras usa el inodoro. “Siempre te cuidaré, vida mía”, le dice. Y su posesión es entonces absoluta.
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